PRIMEROS PASOS A LA EXPANSIÓN
Tercera parte de la Historia de la Iglesia Amigos, tomada del libro «Historia de Los Amigos», cuyo autor es el Dr. Édgar Amílcar Madrid Morales (EPD).
EL MOVIMIENTO REFORMADOR DE LOS AMIGOS
El movimiento reformador de los Amigos, se extendió en toda Inglaterra, y llegó al continente americano, entre los años 1653 al 1656. Por ese tiempo, la figura central del Cuaquerismo no era sólo Jorge Fox, sino que muchos más estaban surgiendo, para proclamar la verdad. La verdadera tarea de proclamar la fe, fue llevada a cabo por un grupo de 66 ministros. De éstos, 54 eran hombres y 12 mujeres. A este grupo se le conoce ahora con el nombre de: “Los Sesenta Valientes” (The Rich Heritage of Quakerism, p. 59). De entre las mujeres, una de las más valientes predicadoras fue Margarita de Fell, la esposa del Juez Tomás Fell. Hasta entonces, el mensaje había sido presentado sólo en el Norte de Inglaterra. Pero, en 1654, Isabel Búttery y otra mujer, dejaron el Norte para ir a Londres, a distribuir unos tratados escritos por Jorge Fox. Pronto, llegaron también Francisco Hówgill y Eduardo Búrrough, y reunieron en la calle a mucha gente. Algunos llegaron por curiosidad, mientras que, otros, por un sincero deseo de buscar a Dios. Visitaron varios grupos cristianos, y encontraron que había, entre ellos, muchas personas sinceras. Muy luego, reportaron que estaban celebrando tres o más reuniones por semana, las cuales eran muy concurridas.
Búrrough y Hówgill impresionaron a la gente de Londres, y despertaron su interés. Una vez, Búrrough, pasó por un lugar en donde estaban en una función de lucha libre. Estaba en el escenario un hombre fuerte que ya había derrotado a tres más, y estaba esperando al cuarto campeón, para vencerlo. Entonces, Búrrough subió al escenario, y clavó su mirada sobre el luchador, pero éste, sólo se quedó sorprendido. Entonces, comenzó a predicarle a la multitud, tratando de volverles de sus malos caminos a Dios (The Story of Quakerism, p. 46). Su trabajo fue tan efectivo en Londres que, en ese mismo año, pudieron dejar ese lugar, y se fueron a Irlanda, donde estuvieron predicando vigorosamente, hasta que los arrestaron. Posteriormente, los desterraron de allí, pero su influencia permaneció, porque Dios había levantado a otros predicadores, como Bárbara Blaugdon, una mujer de gran valor, que hacía reuniones por toda Irlanda, a pesar de la gran persecución. Mientras tanto, la obra en Londres seguía creciendo. Llegó a progresar de tal manera, que tuvieron que alquilar una casa grande para reunirse, aunque las persecuciones aumentaban. Llegó tiempo cuando todas las cárceles de Londres estaban tan llenas de “Cuáqueros”, que muchos no podían ni siquiera recostarse para dormir, porque no cabían acostados. Esas cárceles les ocasionaban frecuentes enfermedades, y muchos murieron a consecuencia de ellas. Pero, la campaña misionera seguía con tanta devoción que, para muchos, era algo casi irresistible. En Brístol, Juan Áudland y Juan Camm encontraron muchos “Buscadores”, que recibieron su mensaje con los brazos abiertos, todo como contestación a sus oraciones. Allí lograron reuniones llenas de bendición y resultados.
Hasta ese tiempo, las ciudades universitarias permanecían hostiles al nuevo movimiento cuáquero. En 1654, dos señoritas, Elizabeth Flétcher y Elizabeth Leavens. Sufrieron un trato salvaje por parte de las autoridades de Óxford y, a la vez, la violencia más inhumana de los universitarios. Sin embargo, esos esfuerzos no fueron en vano pues, más tarde, Juan Camm visitó Óxford y convenció a un comerciante de ese lugar, Tomás Loe, quien fue el medio para que, después, se convirtiera el famoso cuáquero Guillermo Penn, en honor de quien, uno de los Estados Unidos de Norte América, se llama Pensilvania.
Ese mismo año, Juan Camm y Francisco Hówgil, fueron a pie hasta Londres, para hablar con el Protector Oliverio Crómwell, Máximo gobernante. Crómwell les recibió cortésmente, y se expresó bien de Margarita de Fell, respetando sus puntos de vista. Estaba listo a garantizarles libertad religiosa, pero insistió en que, si la gente es libre de tener sus propias creencias religiosas en esos asuntos, por lo menos, deberían cuidarse de no interrumpir las reuniones religiosas de otros grupos. (The Story of Quakerism, pp. 40-45).
PRIMERA CONCENTRACIÓN
A principios de 1655, Jorge Fox citó a los Amigos a celebrar una concentración en Swánnington, Leicestershire, la cual fue atendida por como 200 personas. Esta reunión de gente de todas partes del país despertó ciertas sospechas por parte de las autoridades, y reportaron a Crómwell que los Cuáqueros estaban preparando una revuelta contra el gobierno para restablecer el reino que había sido derrocado anteriormente. El resultado fue que Jorge fue llevado prisionero. Después, le ofrecieron su libertad bajo condición de no volver a hacer reuniones; pero él rehusó recibir su libertad de ese modo, y afirmó su inocencia. Por esta razón, fue llevado a Londres, en donde el Protector le pidió una promesa de no levantar armas contra el gobierno. El próximo día, tuvo una entrevista personal con Oliverio Crómwell, el Protector, en la cual descubrió que con él tenían mucho en común. Al salir, Crómwell le tomó de la mano, y con lágrimas en sus ojos, le dijo: “Vuelve otra vez a mi casa; porque si nos reuniéramos una hora diaria, podríamos acercarnos más (The Story of Quakerism, p. 46). Después de esto, le pusieron en libertad. Pronto, consiguieron en Londres una casa para reunirse, la cual tenía capacidad para mil personas de pie. Este fue un período de gran crecimiento.
AUMENTAN LAS PERSECUCIONES
Aquí, entra en la esfera una nueva persona, Santiago Náyler, quien al principio trabajó valientemente por la causa de Cristo pero, después, ocasionó grandes problemas al movimiento Cuáquero.
Las persecuciones ahora llegaron a ser peores; ya había muchos Cuáqueros en las cárceles. Al saber de tantos sufrimientos, dos mujeres llegaron para visitarles, pero sólo lograron que las pusieran a ellas también en prisión. Después de algún tiempo, la violencia de los magistrados fue controlada por autoridades superiores, y tuvieron que dar libertad a todos los prisioneros por órdenes del Protector mismo. Mientras tanto, Eduardo Búrrough y Francisco Hówgill seguían celebrando campañas en Irlanda, dejando la responsabilidad principal de Londres en manos de Santiago Náyler. Por ese tiempo, Jorge ya había logrado bastante influencia sobre Oliverio Crómwell, pero las persecuciones siempre continuaban, por presión de los presbiterianos e independientes, que eran los que le habían hecho subir al poder. Éstos les perseguían por sus diferencias doctrinales, y también porque los Cuáqueros se negaban a pagar los diezmos a la iglesia oficial, los cuales se usaban para los sueldos de sus ministros. Los magistrados también los perseguían porque rehusaban quitarse el sombrero delante de ellos y tratarles de “Vos”. Esto hacían así los Cuáqueros porque sentían que no era la voluntad de Dios hacer acepción de personas, tal como enseña Santiago 2:9, ni contribuir al orgullo humano, I Tesalonicenses 2:4-5. Durante este tiempo, Santiago Parnell llegó a ver a Jorge Fox por pura curiosidad, pero fue convencido por él y se convirtió en uno de los primeros mártires de los Amigos. Una vez, al salir de la iglesia de San Nicolás, en Cólchester, un hombre le golpeó fuertemente en la cara con una vara, y le dijo: “Toma esto por la causa de Cristo”. A esto, Santiago Parnell le respondió con toda calma: “Amigo, yo lo recibo por la causa de Cristo” (The Rise of the Quakers, p. 93).
Después, lo metieron preso por no quitarse el sombrero delante de los magistrados, lo cual no hacía porque así le dictaba su conciencia. Después de ser salvajemente golpeado, lo obligaron a vivir en un hoyo que había en la pared a unos dos pies de altura. En cierta ocasión, cuando descendió del hoyo para recoger su comida, y al tratar de subir otra vez con ella, cogiéndose de un lazo, se le soltó la mano y cayó al suelo, rompiéndose la cabeza. Lo levantaron como muerto. Después lo pusieron en un hoyo más pequeño. Varias personas ofrecían guardar prisión en su lugar, pero no eran permitidas. Al fin, autorizaron que dos Cuáqueros le llegaran a ver, pero, poco después, murió (The Rich Heritage of Quakerism, pp. 116-117). Jorge Fox estaba preso en otro lugar. Pero, al llegar la noticia al parlamento de que un Cuáquero había muerto por causa de su fe, le soltaron y continuó predicando.
Las cárceles en Inglaterra eran muy severas e inhumanas, pero también tenían otras formas de castigo. Cuando cogían a un ladrón, en vez de dejarlo preso, lo llevaban al cepo público, en donde permanecería prensado por varias horas, un día o aun más, dependiendo de la gravedad de la falta. Éste era un cepo grande de madera que les prensaba los pies, mientras estaban sentados, y estaba en una especie de corral en plena plaza pública. Allí, mientras el reo estaba prensado, las gentes que pasaban se burlaban de ellos y aun les escupían, en señal de desprecio. Era un castigo relativamente breve, pero no les quedaban deseos de volver a delinquir, por la enorme vergüenza que aquel castigo representaba. Una vez cumplidas las horas de la sentencia, el reo quedaba libre.
SANTIAGO NÁYLER
Por este tiempo, Santiago Náyler había llegado a ser un predicador muy elocuente, pues tenía esa habilidad natural. Pero éste se estaba separando de las enseñanzas de Jorge Fox, y comenzaba a predicar doctrinas falsas. Náyler era hombre sin instrucción, pero era muy entusiasta y estaba listo a sufrir por la causa de Cristo.
Él también escribía folletos, como lo hacía Fox. Pero, al relacionarse con algunos que combatían la causa Cuáquera, comenzó a desviarse en su doctrina. Le hacía falta la humildad que caracterizaba a Fox y los otros Amigos. Por lo tanto, empezó a permitir que sus seguidores lo ensalzaran, suponiendo que, como Cristo habitaba en él, ellos podrían honrarle por su medio. Más tarde, les permitió inclinarse y aún arrodillarse delante de él. Jorge Fox tuvo luego una reunión con Náyler y sus seguidores para así convencerles de su error, pero fue en vano.
Después de eso, dispuso entrar a la ciudad de Brístol, y sus seguidores le honraron como en el caso de la “entrada triunfal” de Cristo. Por esta F. 13. Cárcel en el Castillo de Lancáster razón le llevaron ante el parlamento, y allí, en presencia de todos, Náyler proclamó ser el Hijo de Dios. Por lo tanto, lo condenaron por pronunciar una “blasfemia horrible”, “siendo un seductor e impostor” (The Rise of the Quakers, Capítulo V). Escasamente logró escapar de la sentencia de muerte, pero le condenaron a ser mofado dos veces, azotado por las calles de Londres, horadado de su lengua con un fierro caliente y marcado en su frente con la letra “B”, queriendo decir: “Blasfemo”. Después de todo esto, fue encarcelado. Esta sentencia, por su puesto, fue desaprobada por el Protector Oliverio Crómwell, aunque de todos modos la ejecutaron. En la cárcel, Náyler reconoció su error, y escribió mencionando su gratitud por el amor de Dios, que todavía tuvo compasión de él.
Jorge Fox declaró públicamente, que las ideas de Santiago Náyler eran muy ajenas al movimiento Cuáquero; sin embargo, los Puritanos se aprovecharon de ese evento para acusarles. Mientras tanto, los Cuáqueros comisionaron a Guillermo Dewsbury para que convenciera de su error a los seguidores de Náyler. Finalmente, Santiago Náyler confesó públicamente su error, y le dejaron libre en septiembre de 1659.
La sentencia cruel del Parlamento contra Náyler, abrió las puertas a las más crueles persecuciones en contra de los Cuáqueros en general, bajo el pretexto de ser peligrosos y sediciosos. Les acusaban de varias cosas: a) De quebrantar el día de descanso, porque no descansaban un solo día de predicar; b) de no pagar los diezmos, porque no los pagaban a las iglesias oficiales; c) de rehusar quitarse el sombrero delante de los nobles, porque consideraban que eso era hacer acepción de personas; y d) a los predicadores les acusaban de vagancia, porque siempre andaban predicando por todas partes. Hubo un tiempo, bajo el gobierno de Crómwell, en el que 1000 Cuáqueros estaban en la cárcel, mientras que Fox, Burrough, Tomás Áldam y otros abogaban por ellos (The Rise of the Quakers, capítulo V).
CONTINUARÁ…
DETALLES
Nombre del libro: Historia de los Amigos
Tamaño: 305 páginas
Idioma: Español
Editorial: SeTeQu
Género: Historia, Religión, Iglesia, Amigos
Formato: PDF
Servidores: Próximamente…
Estado: Funcionando en línea
Fecha de Actualización: 14/06/2025